Carlos de Albert (parapléjico, Barcelona), vicepresidente de Las Sillas Voladoras, viajó a Cuba el pasado mes de noviembre aprovechando que es una de las mejores épocas para visitar la zona norte del Caribe. Su intención era conocer Trinidad, Cienfuegos y La Habana, pero decidió quedarse en la capital cubana durante todas sus vacaciones porque le pareció una gran ciudad y consiguió un buen apartamento con rampa y ascensor.

«La Habana es increíble, pero poco adaptada para las personas con discapacidad. A pesar de esta falta de accesibilidad, la gente siempre está dispuesta a echarte una mano si lo necesitas.»

"La Habana es increíble. Es decadente, pero se entrevé lo que llegó a ser". Carlos nos cuenta que, en general, es una ciudad poco adaptada para las personas con discapacidad, pero a pesar de esta falta de accesibilidad, la gente siempre está dispuesta a echarte una mano si lo necesitas.

Dentro de la oferta turística destaca La Habana Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Allí encontrarás edificios de una gran belleza arquitectónica como la Catedral de La Habana y el Castillo de la Real Fuerza. Carlos nos advierte que los museos y edificios de interés turístico carecen de rampas o ascensores, por lo que si visitas La Habana en silla de ruedas, el plan ideal es explorar sus calles y empaparte de su cotidianidad. Pasea por sus cuatro plazas coloniales (la Plaza de Aras, la Plaza de la Catedral, la Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco de Asís), disfruta de las vistas del Malecón, visita el Capitolio Nacional de la Habana y descubre la amplia gama de estilos arquitectónicos de los edificios, que van desde el art déco al barroco colonial.

«Si visitas La Habana en silla de ruedas, no dejes de explorar sus calles y empápate de su cotidianidad.»

Debido a la complejidad para transitar por la acera en silla de ruedas y a la falta de accesibilidad en el transporte público, Carlos recorrió la ciudad por el asfalto con su handbike BATEC ELÉCTRICO. Nos cuenta que se sintió seguro y respetado en todo momento y que los conductores "alucinaban cuando veían una silla de ruedas convertida en un triciclo todoterreno circulando por la carretera".

Aparte de disfrutar de esta belleza decadente, nos recomienda el restaurante VipHavana, donde todo está perfectamente adaptado e incluso le improvisaron un parking para el handbike Batec dentro del salón. Un plan perfecto para descansar después de un día de turismo intenso por los rincones escondidos de La Habana.