Laura Gonzalvo, autora del libro La lista de las cosas imposibles, nos trae su crónica del viaje a Londres que disfrutó junto a Pau, su marido y fundador de Batec Mobility; y sus tres hijas. Un viaje maravilloso, pero complicado de organizar, al tratarse de familia numerosa y un miembro tetrapléjico. No obstante, ¡ni la cantidad de personas ni la silla de ruedas fueron un obstáculo para pasar una semana estupenda! No te lo pierdas y coge ideas para tu viaje a la capital británica.
Planificación del viaje a Londres con una familia numerosa y accesibilidad en mente
En casa somos cinco, Pau, tetrapléjico y usuario de silla de ruedas y Batec, tres niñas y Laura, pareja de Pau y madre de las criaturas. Podéis imaginaros, pues, lo complejo que es para nosotros viajar: a la necesidad de que esté todo adaptado y sea accesible para Pau, se suma la del alojamiento y servicios para una familia de cinco. ¡Todo un reto! Y, sin embargo, con paciencia y algo de ayuda se va consiguiendo. En los últimos años hemos hecho ya varios viajes, en distintos formatos, y lo estamos disfrutando de lo lindo. Especialmente el que hicimos el mes de junio pasado a Londres.
A nuestras hijas, que entonces tenían catorce (las mellizas) y ocho años (la peque), les chifla Harry Potter. Así que le teníamos ganas a ese destino. Habíamos visto vídeos y fotos de gente que había visitado los estudios Warner donde se rodaron las películas y nos moríamos de ganas de ir. Sin embargo, era la primera vez que viajábamos en avión los cinco y nos daba un poco de respeto. Fue por esa razón que nos pusimos en contacto con la agencia especializada en viajes accesibles TravelXperience, que nos ayudó mucho organizando toda la logística. Estábamos un poco asustados ante la posibilidad de que hubiera alguna incidencia con el equipaje, ya que viajamos con una silla de ruedas de baño de viaje, la silla de ruedas de diario y el Batec Mini. Pero la verdad es que todo salió a pedir de boca.
Dia 1: Llegada a Londres desde Barcelona
El día 26 de junio salimos de casa temprano y dejamos el coche en el aparcamiento del aeropuerto de Barcelona. En esa ocasión, viajábamos con Easy Jet que sale de la Terminal C y aparcamos en el parquin descubierto frente a la terminal B. No encontramos plazas de aparcamiento para usuarios de silla de ruedas, pero no supuso ningún problema ya que había lugar de sobra. Llevábamos, eso sí, la reserva del aparcamiento hecha ya desde casa.
Tanto en Barcelona como en el aeropuerto de Gatwik la asistencia funcionó perfectamente. Facturamos las maletas, silla de ducha incluida, sin problemas y Pau fue hasta la puerta del avión con su silla de ruedas y el Batec, que le devolvieron al aterrizar en Londres.
Del aeropuerto al hotel, que estaba en la Russell Square, muy cerca del Museo Británico, fuimos en un taxi adaptado cuya reserva gestionó TravelXperience. Fue un trayecto largo y caluroso, ya que el taxi no tenía aire acondicionado. Creemos que es habitual allí, ya que no suele hacer demasiado calor, pero esos días en particular sí que lo hacía. Sin embargo, el taxista fue muy amable. Asimismo, lo fueron el hotel President, cuya habitación adaptada era cómoda y amplia. Teníamos dos camas juntas y el baño era muy grande, con ducha a ras de suelo y barras. Y las niñas, una habitación con tres camas en la misma planta.
Aquel primer día no hicimos mucho más. Salimos a cenar por los alrededores del hotel y descubrimos que Londres es una ciudad amable para el turista. En primer lugar, porque hay muchos sitios en los que comer y con una oferta gastronómica muy variada (¡puedes comer comida de todo el mundo!). Además, los camareros suelen ser muy amables. Aquella primera noche cenamos muy bien en Nostimo Mediterranean Gastronomy, un restaurante griego en el centro comercial Brunswick.
Dia 2: Ruta en taxi adaptado por los escenarios de Harry Potter y visita a Chinatown
El segundo día empezó de verdad nuestra aventura por la capital británica. Para aquella mañana Pau nos había preparado un tour guiado por los escenarios de la ciudad en los que se grabaron escenas de las películas de Harry Potter ¡en un auténtico taxi negro londinense! Los taxis londinenses clásicos tienen la particularidad de que en la parte central cabe una silla de ruedas y muchos de ellos son adaptados. Lo contratamos a través de la plataforma GetYourGuide.
Fue una mañana muy divertida. El conductor era muy agradable y nos iba indicando a qué escenas correspondían los distintos lugares a los que íbamos. Fue una manera original de tomar un primer contacto con la ciudad y a las niñas les encantó.
Entre otros sitios estuvimos en la estación de King’s Cross, donde se recrea el famoso andén 9 y ¾. Cuando entramos y vimos la cola que había para la foto decidimos no hacerla, pero la persona que se encargaba de la organización de la fila nos dijo que teníamos prioridad por ir Pau en silla de ruedas. Fue una de esas (pocas) veces en las que la movilidad reducida tiene una pequeña ventaja y nos hicimos unas estupendas fotos a puntito a puntito de cruzar al andén.
Terminamos el tour después de comer en el Leadenhall Market, donde se grabó una escena del Callejón Diagon y también varias de la película Wonka, y tras descansar un rato en el hotel, por la tarde dimos un paseo hasta Chinatown. Allí cenamos, comida china, por supuesto.
Día 3: Visita a los estudios Warner en silla de ruedas
El tercer día lo dedicamos a visitar los estudios Warner. Para no estresarnos escogimos horario de tarde. Por toda nuestra logística, somos un poco lentos por las mañanas y queríamos disfrutar del día y de la visita. Así que nos levantamos, desayunamos, nos arreglamos, dimos un paseo por el barrio, comimos temprano y a eso de las 15.00 nos reunimos con el taxi que debía llevarnos a los estudios, que estaban a una hora larga de distancia.
La visita fue muy bien. Los estudios son accesibles prácticamente en su totalidad. Únicamente no se puede acceder al interior del Expreso de Hogwarts. Por lo demás es una visita intensa y exhaustiva. En la mitad hay un restaurante donde puede comerse (cenar en nuestro caso) y varias tiendas para volver a casa cargados de gadgets y objetos varios inspirados en la saga. Nos fuimos cuando ya cerraban, sobre las 22.00 de la noche y casi puedo afirmar que tuvimos el tiempo justo de verlo todo. Habíamos entrado sobre las 16.30.
Día 4: Camden y Regent’s Park: Parques y espacios accesibles
El cuarto día, agotado ya todo el universo harrypotteriano, lo pasamos paseando por la ciudad. Hicimos un recorrido a pie y Pau con Batec desde el Russell Square hasta el mercado de Camden y Regent’s Park, pasando por el Regent’s Canal. El canal es accesible en silla de ruedas (aunque hay alguna rampa algo empinada) y es un paseo que vale muchísimo la pena. En la zona de restaurantes de Camden había un ambientazo, aunque nosotros ya habíamos comido un sándwich de camino y preferimos avanzar hasta el parque. En Regent’s Park había zonas de juego infantil, pero sobre todo grandes explanadas de césped y ¡muchas ardillas!
Aquel día habíamos caminado mucho, así que, de vuelta al hotel, cenamos temprano y nos recogimos.
Día 5: Museo Británico: Cultura sin barreras (o no tanto)
El quinto día fue el único que nos amaneció nublado y decidimos visitar el Museo Británico. Es un museo emblemático y enorme, con muchas obras procedentes de las antiguas colonias británicas, como el Antiguo Egipto. Tiene como parte positiva que es gratuito, sin embargo, esto mina un poco la accesibilidad. Hay solamente un ascensor, no demasiado grande, y está siempre abarrotado de gente que no necesita desplazarse en él. Resultó muy cansado tener que pelearse tanto para poder subir o bajar.
En cualquier caso, disfrutamos de la visita. En los últimos hay una variada exposición de pinturas y la tienda y librería de la planta baja es una maravilla. Fue allí donde aprovechamos para comprar los regalos para la familia: unas láminas de la famosa obra «La gran ola de Kanagawa» de Katsushika Hokusai. El cuadro se conserva en el museo, pero por lo delicado que es no está actualmente expuesto al público.
Día 6: London Eye, Big Ben y St. James’ Park: Diversión en familia
Finalmente, para el sexto día nos habíamos reservado una de las grandes actividades a realizar en Londres: subir al London Eye. Teníamos ya las entradas compradas de antemano y por la movilidad reducida de Pau pasamos por la cola preferente a la hora que teníamos asignada. Fue espectacular la subida y poder observar Londres desde esa altura. Luego dimos un paseo por la zona de Buckingham Palace, vimos el Big Ben y nos adentramos en otro parque, el St. James’ Park.
Conclusión: Viajar con una familia numerosa y silla de ruedas, ¿vale la pena?
El séptimo y último día lo dedicamos, igual que el primero, a viajar. Regresamos a Barcelona sin mayor contratiempo, felices de descubrir que Londres es un destino amable con las familias numerosas y no normativas como la nuestra. Somos conscientes de que nos quedaron muchas cosas por ver y visitar, pero eso es lo que más nos gusta de viajar: disfrutarlo con calma y tener muchas ganas de volver a por más. ¡Repetiremos seguro!
Artículo escrito por Laura Gonzalvo. ¡Conoce a la autora! -> web | Instagram